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domingo, 17 de diciembre de 2017

A 'The Last Jedi' no le importa lo que piensas sobre 'Star Wars' - y es por eso que es genial!
Publicado el viernes, 15 de diciembre de 2017 por Jacob Hall

"Esto no va a salir como piensas". Luke Skywalker

Con Star Wars: The Force Awakens, el director J.J. Abrams buscó revitalizar la franquicia cinematográfica más popular en la historia del cine y preservar sus cualidades en ámbar para una nueva generación. La película “The Force Awakens” estaba muy preocupada por lo que tú, el cinéfilo y fanático, piensa sobre Star Wars, quiere complacerte. Quiere darte lo que te gusta. Y es muy, muy buena en eso.

Pero con Star Wars: The Last Jedi, el director Rian Johnson quiere quemar Star Wars hasta las cenizas. No porque albergue mala voluntad hacia ella, sino porque le AMA. Le ama tanto que quiere limpiar el jardín y permitir que algo nuevo y fresco crezca. The Last Jedi no está preocupada por lo que tú, el espectador y fanático, piensa acerca de Star Wars. Quiere desafiarte y hacerte cuestionar qué es Star Wars realmente y qué puede ser.



Una respuesta a la elipsis
Star Wars: The Force Awakens concluye con un momento álgido: Una Rey sensible a la Fuerza llega al planeta Ahch-To, rastrea al escurridizo maestro Jedi Luke Skywalker, y le ofrece su sable de luz perdido hace mucho tiempo. La cara de Luke brilla con una docena de emociones diferentes. Prácticamente puedes sentir las palabras subiendo por su garganta. Y luego la película termina, continuará en dos años. Es un gran momento. Un momento épico. Un final perfecto para una película construida a partir de preguntas y misterios, una película sobre legados y las sombras que deja atrás.

Y cuando volvemos a esa escena en El último Jedi, Luke Skwalker acepta el sable de luz de manos de Rey, lo examina por un segundo y de manera casual, lo arroja por encima del hombro. Desde sus escenas iniciales, The Last Jedi deja en claro cuál es su posición: todo lo que creías que sería esta película es incorrecto. Los símbolos que apreciabas,  los símbolos que J.J. Abrams, tanto cuido para ti, están siendo despojados deliberadamente de su poder. Si eso te sacude, si eso te molesta... bueno, eso es Justo lo que Rian Johnson está preparando para lo que viene después. Abrams lo dejó con una elipsis, un "continuará" que se sentía como un camino obvio y específico. Y Johnson da un giro brusco a la izquierda en su land speeder, rompe una valla y se desvía hacia lo inhóspito.

Star Wars se ha descarrilado. O vas a bordo para el atropellado viaje hacia un lugar nuevo o simplemente no. Pero las intenciones se ven temprano y quedan perfectamente claras.





Las leyendas también sangran
Mark Hamill estuvo muy en desacuerdo con Johnson en la dirección de Luke Skywalker cuando leyó por primera vez el guión de The Last Jedi, y está claro por qué: Luke, el granjero que se convirtió en héroe de guerra y luego en caballero Jedi, que llega a ser el salvador de su padre, ha caído en desgracia. Mientras que The Force Awakens presentaba a un Han Solo volviendo a sus sinvergüencerías (una posición cómoda para aquellos que se preocuparon por que se presentara una versión diluida de un personaje cuyos  mejores momentos eran cuando se portaba mal), The Last Jedi presenta un Luke Skywalker que no se parece a nada que hayamos visto antes: un caparazón roto de un hombre que cree que todo por lo que luchó y logró fue en vano. Al decirle a la joven Rey que nada de esto importa, también le está diciendo a la audiencia lo mismo. ¿Las cosas que amas? ¿Los detalles que han remodelado la cultura pop y creado un lenguaje friki que todos hablan? Sí, son wonky (débiles clichés). O más bien, ahora están rotos. Tu Fe ha sido averiada.

La desesperanza de Luke nos afecta especialmente porque la película está claramente inclinada hacia él. Esta no es una película en la que una valiente joven Jedi aparece en la puerta del viejo maestro y él le enseña cómo volver a tener esperanza. Esta es una película en la que un anciano imperfecto con una vida de victorias y remordimientos es informado de las decisiones de una nueva generación de jóvenes héroes que necesitan encontrar una nueva esperanza. Claramente, las viejas formas no funcionaron porque la oscuridad se eleva de nuevo y todavía hay tiranitos tratando de ser el próximo Darth Vader. Hay un defecto en el sistema, demasiado profundo para que la mayoría lo pueda ver, y la única solución es quemarlo todo.

The Last Jedi elige hacer esto literal, ya que un Luke Skywalker, salvaje y enfurecido, se prepara para quemar el antiguo árbol que alberga los textos Jedi. Pero no puede hacerlo. En cambio, el fantasma de Yoda, el maestro marchito que lo entrenó décadas antes, llega, convoca un rayo y hace el trabajo por él. Este Yoda (una vez más representado con una marioneta física después de años de ser una creación CGI) es en gran medida el personaje que conocimos en The Empire Strikes Back: excéntrico y sabio, tonto pero profundo en igual medida, el mismo viejo raro que encuentra la gracia y el poder en solo soltar las ataduras y dejarse ir.

Claramente, Johnson no es un fanático de ese Yoda militarizado y comandante de las precuelas y del animado programa de televisión Clone Wars. Este Yoda se ríe mientras quema lo que queda de la religión Jedi, el bufón de la corte cuya travesura siempre conlleva un mayor significado. Este Yoda sabe lo que Luke sabe: La orden a la cual él dedicó su larga vida, se ha ido, y tratar de recapturarla es una tontería. ¿Por qué resucitar una institución arcaica que no puede servir a una nueva generación cuando puedes dejar que esa nueva generación construya algo nuevo para sí misma? Incluso Luke, un hombre noble que creía en la bondad oculta de Darth Vader, cedió a sus más oscuros sentimientos y consideró asesinar al joven Ben Solo mientras dormía. Las viejas costumbres le fallaron a Luke. Le Fallaron a Ben. Le fallarán a la Resistencia. Luke lo percibe con ira y arrepentimiento. Yoda con sabiduría y perspectiva.

Es importante que Johnson deje que Yoda lo queme todo y no Luke: el paso de la antorcha no es solo el resultado del fracaso de un anciano que aprendió cosas de manera difícil, sino que adicional, viene con la bendición del personaje más sabio del canon de Star Wars. Luke sabe que los Jedi deben terminar, que no monopolizan la Fuerza, y que el mal ha florecido aún bajo su vigilancia. Pero donde Luke ve desesperación, Yoda ve una oportunidad de renovación. Donde J.J. Abrams ve una manta cálida y reconfortante que te hace sentir muy bien, Rian Johnson ve que el estancarse es la muerte de todas las cosas. El estancarse conduce a imperios y primeras órdenes. Pulsar el botón de reinicio, romper la máquina, conduce a revoluciones. Y después de 40 años de circular ideas similares, a Star Wars le vendría bien una revolución.

Esa revolución se siente especialmente oportuna, cuando los fanáticos discuten si "Luke hubiera hecho eso o no". Los debates geek siempre existirán (son la razón por la que Star Wars prospera hoy), pero tal vez deberíamos centrarnos en lo que The Last Jedi nos está diciendo. Tal vez sea peligroso adorar a nuestros héroes hasta el punto de la idolatría, convencernos de que nunca harán el mal, nunca cometer errores, y nunca dejar que esa arrogancia cree monstruos que amenacen a una nueva generación. Johnson pone a Luke en un punto muy alto, permitiéndole un enfrentamiento más con su antiguo alumno en una pelea que es la una resistencia pacifista en su forma más grandiosa y extrema, pero es el grito final del héroe que una vez conocimos. Sí! Larga vida a Luke Skywalker ... pero nunca olvides que se equivocó. Que en últimas, también la cagó.



Rompiendo expectativas
Es fácil imaginar a Rian Johnson viendo The Force Awakens emocionado. Es una película emocionante.  Hace eso, te emociona. También es fácil imaginar a Rian Johnson viendo The Force Awakens diciendo: "Este tipo, el Supremo Snoke, apesta un poco. Debo hacer algo al respecto".

A pesar de estar posicionado como el Gran Malo de la nueva trilogía, el señor supremo que tira las cuerdas, Snoke apenas y deja una impresión durante sus apariciones en ambas películas de Star Wars. Su sabor genérico del pendejo todopoderoso destructor de la galaxia es algo que hemos visto varias veces en Star Wars y en innumerables ocasiones en otros lugares. Es aburrido. Es especialmente aburrido en comparación con el angustiado, imperfecto y poderosamente humano Ben Solo, interpretado con tanta intensidad y crudo dolor por Adam Driver.

Pero The Last Jedi conoce nuestras expectativas. Sabe que creemos que Snoke seguirá siendo una amenaza a través de la próxima película y que Ben encontrará la redención. Se centra en el conflicto interno de Ben, a la vez que muestra el increíble poder de Snoke. A medida que el hijo de Han Solo se vuelve más comprensivo, su líder se vuelve más divino, revelando un comando de la Fuerza que le permite golpear enemigos y aliados por igual en su sala del trono como si fueran moscas. The Last Jedi hace que Kylo Ren sea más vulnerable, toda vez que el Supreme Leader Snoke se ve imparable.

Así que sí, la muerte de Snoke es un giro sorprendente y una bella escena: el comando de Snoke de la Fuerza lo muerde en el culo cuando lee los sentimientos e intenciones de Ben, pero no puede entender hacia dónde están realmente apuntando. Un pequeño empujón de la Fuerza de Ben Solo y el sable de luz de Luke Skywalker se activa, cortando al Líder Supremo por la mitad y terminando su reinado de terror una película entera antes de lo que nadie esperaba. Es impactante Es hilarante. Está destinado a enojar a los fanáticos que han pasado los últimos dos años intentando discernir la identidad de Snoke. Francamente, The Last Jedi no se preocupa por Snoke y reacciona en consecuencia: tu teoría de Snoke nunca importó porque Snoke nunca importó.

Parte de esto refleja el interés de Johnson en Ben Solo y su falta de interés en Snoke (¿puedes culparlo?), Pero también es un reflejo perfecto de las ideas más grandiosas que funcionan en The Last Jedi. Luke Skywalker era grande, pero al final, solo es un viejo amargado con un chip en el hombro. Snoke era grande, pero al final, solo era un viejo bastardo que no tiene importancia y que es apuñalado en la espalda por su angustiado estudiante. En un universo donde todo está conectado, donde hemos sido entrenados para esperar mayores significados y profundas verdades, esto es un golpe en el estómago. No todo está conectado. El más poderoso puede caer. Y en algún punto, probablemente todo debería ser así.

Snoke probablemente le importó alguna vez a alguien. Pero se ha ido. Luke Skywalker le importó a la galaxia, pero su tiempo ha terminado. El futuro ha sido arrebatado de las manos de antiguos maestros y el universo será remodelado por Kylo Ren y Rey, quienes están luchando por lo mismo desde direcciones opuestas: la posibilidad de construir un futuro más allá del comando de una generación que falló. La decisión de Johnson de acercarnos aún más a Ben Solo, incluso permitiéndole pelear junto a Rey en una increíble batalla con sable de luz, antes de doblegarse a él siendo irredimible, puede ser la mejor opción en una película llena de opciones audaces. El hecho de que Darth Vader haya sido redimido no significa que su nieto vaya por el mismo camino. Y sí, las motivaciones de este nuevo villano tienen un cierto sentido, ¿no? Eso debería molestarte tanto como a Rey.

(Como nota al margen, la repentina desaparición de Snoke se asemeja a la transformación del general Hux en un alivio cómico muy torpe. Algunos pueden tener problemas con él siendo reducido a un saco de boxeo, pero una vez más se siente como si Johnson tomara un personaje mal definido de The Force awakens y se diera ese lujo, dándole algo que hacer. Lo mismo vale para Maz Kanata, quien es más divertida y más salvaje en su breve cameo aquí que en The Force Awakens.)




Salva las cosas que amas
Si la muerte de Snoke nos reventó la burbuja, la revelación sobre los padres de Rey es ... el estallido total de una burbuja aún más grande. The Last Jedi es una película sobre la decepción: tus héroes están rotos, tus aliados te fallaron, y tus misteriosos padres, cuya identidad ha estado impulsando toda tu existencia hasta el momento, no son Skywalkers o Solos o Kenobis. Son solo unos idiotas que te vendieron y te dejaron podrir en un planeta deprimente. Si tu apellido es Skywalker, estás destinado a la grandeza. Está demostrado. Pero, ¿qué significa si tu nombre es Rey? ¿Solo Rey?

The Last Jedi está lleno de “don nadies” que se codean con “leyendas”. Rey descubre que sus padres eran borrachos, simples comerciantes que no se preocupaban por ella, incluso cuando entrenaba con el legendario Luke Skywalker, Poe Dameron debe lidiar con el hecho de que está recibiendo órdenes de la General Leia Organa, una mujer que ha sufrido y sangrado y ha luchado por la galaxia durante 30 años, y por lo tanto sabe lo que es correcto con más frecuencia que él. Y la pobre Rose debe aceptar el hecho de que Finn, un "héroe" de la Resistencia, está preparado para desertar en el momento en que las cosas se pongan difíciles. Los nuevos hombres y mujeres de Star Wars (con la notable excepción de Kylo Ren) son profundamente ordinarios. O más bien, son personas profundamente comunes y corrientes, obligados a vivir a la altura de la gente extraordinaria que los rodea, incluso cuando esas personas extraordinarias a menudo los defraudan.

Imagino que veremos a los fanáticos de Star Wars molestos porque Rey no sea un Skywalker secreto o un Kenobi o un clon del Emperador Palpatine o la reencarnación de Anakin Skywalker (Internet es un lugar maligno), pero el origen de Rey como una persona corriente es más poderoso que el giro más inesperado e impactante. Luke Skywalker y Anakin Skywalker emergieron de un planeta sin nada,  como nobles y estuvieron a la altura de las circunstancias, tropezando en destinos que nunca podrían haber imaginado. Amarrar a cada personaje de importancia hacia ellos y su círculo de aliados y enemigos sería robarles su poder mismo. La belleza de Star Wars, desde sus primeros días, ha sido la representación de héroes procedentes de todos los rincones y todos los ámbitos de la vida. Un granjero. Una princesa. Un contrabandista. No tienen por qué ir a salvar la galaxia, pero maldita sea, ¡tienen que hacerlo! ¿Quién más lo hará?

Y ahora tenemos a una carroñera huérfana, abandonada por sus padres completamente insensibles, un desertor en conflicto de un régimen militar vicioso, y un piloto experto con mucho que aprender sobre el liderazgo. La próxima generación de héroes de Star Wars nace de la decepción, la desilusión de tener que vivir a la sombra de los héroes y la decepción de tener que luchar en la guerra que esos héroes no pudieron ganar realmente hace tantos años. Nadie quiere hacer esto. Ningún joven debería tener que ir a la guerra. ¿Por qué deberían estos niños, sin conexión con la generación anterior más allá de ser lo suficientemente desafortunados de existir en la misma galaxia como Luke, Han y Leia, sufrir por los pecados de la familia Skywalker?

No deberían, pero esta es la mano de la baraja que se les dio. Y van a luchar porque eso es lo que hacen los héroes, sin importar de dónde vengan. La paternidad secreta que proporciona una explicación fácil de digerir para tus superpoderes es para los tontos ... y para maestros Jedi que pasan sus últimos días en el exilio autoimpuesto.
























A long time ago…
Piensa en la versión original de Star Wars, la película de 1977, antes de que fuera llamada "A New Hope" y antes de que inspirara una franquicia multimedia completa. Mira al hombre que lo hizo: George Lucas, un joven aficionado, un artista apropiado, cuyo anterior contacto con la ciencia ficción resultó en la sombría THX 1138. Esa película usa la política, el enojo y la frustración como su estandarte. Y aunque Star Wars es una película infinitamente más accesible, sigue siendo obra del mismo hombre y todavía habla el mismo idioma. Una película "divertida" sobre un equipo de luchadores por la libertad que luchan contra un régimen opresivo y fascista, es inherentemente política. Lucas lo sabía más que nadie e incluso lo mantuvo vivo en las ridículas precuelas, que terminaron siendo una trilogía completa de películas sobre el fracaso de la democracia frente a un déspota tirano.

Cuando Lucas concibió Star Wars, fue tan fresco y radical como cualquier otra cosa hecha en la Nueva Ola estadounidense de los años 70. Pero para Return of the Jedi, la alborotada alianza rebelde se percibía más segura y la Fuerza más como un super poder que una forma de vida mística. Una premisa simple se hizo más simple, un giro indeseable después de que The Empire Strikes Back reforzara los conceptos originales de Lucas. Es revelador que The Force Awakens se sienta como una adaptación cinematográfica de nuestros sentimientos nostálgicos sobre Star Wars en lugar de una película de Star Wars como la concibió George Lucas.

Tal vez es por eso que The Last Jedi es una experiencia tan discordante, que se siente específicamente construida para hacer que el público funcione a través de sus sentimientos sobre este universo. Rian Johnson es descaradamente político y no tiene miedo de masacrar a las vacas sagradas. The First Order no es solo un grupo de chicos cuyos disfraces brindan oportunidades increíbles de cosplay: son fascistas, malvados, fríos y aterradores. The Resistance no es un equipo de héroes valientes: son una banda de luchadores específicamente elegidos por diversos hombres y mujeres para reflejar los miedos y las frustraciones de los millennials que se sienten atrapados y temerosos en un mundo donde la resistencia a menudo se siente inútil (¿y a quien no le gustaría destrozar una ciudad de casinos operada por el 1%?). La Fuerza no es solo una buena excusa para que los héroes levanten rocas: es algo místico y misterioso que no puede ser fácilmente explicado y comprendido, algo con lo que incluso Luke Skywalker tiene una compleja relación en este momento.

Incluso el sustituto de Lando, el master code breaker sin nombre, interpretado por Benicio del Toro, no ofrece respuestas fáciles ya que traiciona a nuestros héroes y ni siquiera alcanza la disculpa o la redención. Incluso el humor que llega temprano ya es una desviación de la norma, un caso en el que Johnson hace suya la película en lugar de seguir una guía de estilo. The Last Jedi se siente como una película que el joven George Lucas, apasionado y audaz, hubiera hecho. Se siente como una película propia de Star Wars al negarse a sentirse como una película de Star Wars.









The Force Awakens y Rogue One: A Star Wars Story, quieren complacerte. Quieren tocar ritmos familiares y recordarte por qué amas a Star Wars. Son muy divertidas. Pero The Last Jedi no quiere recordarte nada. No le importa tu relación con Star Wars. La única relación que importa aquí es la relación de Rian Johnson con Star Wars, y por primera vez en mucho tiempo, aquí hay una película de La Guerra de las Galaxias con un punto de vista apropiado, entregada por un narrador que no teme destruir un universo que ama, que derriba a los héroes que tanto significan para él. Un sabio y noble Luke es fácil. Un Luke con remordimientos? Eso es difícil. Bien difícil de tragar. Eso es lo que eleva a The Last Jedi más allá de un simple reencauchado: te pide que tomes a estos personajes en serio de una manera que otras películas de Star Wars no han hecho, para reconocerlos como algo más allá que un simple tren de escape. La Guerra de las Galaxias solo seguirá siendo importante a largo plazo si se le da espacio para crecer. Y ahora mismo, parece que el cielo es el límite. En este momento, Star Wars se siente ... inseguro.


Y eso se siente genial.

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